jueves, 5 de febrero de 2009

La recogida de las gallinas

En el patio había una zona alambrada donde se criaban, tanto los conejos como las gallinas; también había un durazno.

Los conejos hacían sus madrigueras en el suelo, aunque también los teníamos en jaulas. Como es de suponer, solíamos comer conejo con frecuencia.

Las gallinas en cambio, no se criaban en jaulas. Existían unos palos, en el rincón del gallinero, donde se suponían que se tendrían que subir para dormir.

Digo esto, porque durante el invierno se presentaba un verdadero problema. Al anochecer tenía que entrar en el gallinero y coger una por una, y colocarlas en los palos. Lo que me daba más susto era coger a los gallos.

Si no se hacía esto, o si alguna se bajaba, y dormía en el suelo, se le iban congelando las patas, y luego no andaban bien.

Lo peor era cuando llovía. ¡Te ponías como una sopa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario